Juan Esteban Peláez

POEMAS

EL TRASNOCHO

Después de extrañas fiestas y festines nocturnos,
entre sátiros bufones y febriles vampiresas,
de alucinaciones, risas y embriagantes botellas;
hay que pagar un precio doloroso y nauseabundo.

Mientras los ángeles duermen en sus lechos de terciopelo,
nosotros levantamos carcajadas en tonos turbios
a un cielo de estrellas que se cierne gótico y oscuro
sobre lámparas que iluminan a los campos y a los muertos.

Cuando el sol emerge del horizonte, nos lacera las pupilas con su cabellera,
mientras el Demonio nos aprisiona las gargantas, causándonos fatiga y sed,
al mismo tiempo que su tambor trona en nuestras adoloridas cabezas.

Jadeantes, nos obliga a clamar todo el oro cristalino de los cántaros,
mientras retuerce nuestras entrañas, haciendo subir la cálida hiel
que nos recuerda los amargos sabores de nuestros deleites pasados.




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