POEMAS
Con acres colores se pintan nuestros arrepentimientos,
siempre horribles, sin importar la raza,
opacando la bella vista de la vida
y amplificado por el terrible hastío.
¡Oh Satán!, que sin esfuerzo prolongas nuestra locura,
te pido que calmes nuestro vil e implacable tedio,
que nos envíes a la orilla de la noche oscura
donde las sombras de la pereza desaparecen.
¡Quítanos la corona de la desesperanza!
Lanza sobre nosotros el abrazo de la reina virgen,
sácanos el corazón negro al que nada le apetece
para finalmente temer a la muerte, y vivir con orgullo
lejos del vicio de la conformidad insaciable.