POEMAS
Caminaba por una bella senda
Bordeada de frondosos robles,
Cuando de repente me topé
Con una imagen repleta de horrores:
Un Ángel yacía inerte
En una zanja poco profunda.
Desprendía un hedor a sangre seca
Y su cabello de oro flotaba en una charca inmunda.
Desplumado por completo
A punta de mordiscos
Provenientes de perros que hundían en la lívida carne
Sus sarnosos y feroces hocicos.
Las moscas rondaban con violencia
El cuerpo necroso y acabado,
Y los gusanos formaban colonias
En su vientre ya desfondado.
¡¿Quién sería capaz de tal atrocidad?!
Me pregunté con extrañeza;
Pero a mi alrededor sólo había robles y araucarias
Que se mostraban frondosas y esbeltas.
El cielo y el infierno ya no son los mismos,
Los hombres dejaron los dioses,
Ya la fe ha desaparecido
Y surgen las demostraciones.
Ya cadavérico el rostro
Se mostraba lúbrico ante el día,
Y sus ojos ya eran cuencas
Directas a sus delicias.
¡¿Quién sería capaz de tal atrocidad?!
Mas ante mí estaba la respuesta,
Y me agazapé frente al cuerpo a llorar,
Pues sabía quién era el asesino de la belleza.
Los hombres ya no creen
Lo que se les impone.
¡¿Quién sería capaz de tal atrocidad?!
Quien a la existencia de los Ángeles se opone.