¡Reloj! ¡Divinidad siniestra y horrible!
Que inmola todo en sus manecillas,
que vive y se agita oscilando la cadena
como una bestia alimentada de arcilla.

Yo he vivido ardiendo a tu sombra,
esperando expulsar tu pesadilla burlona,
mientras veo como robas el perfume
de la belleza en todas sus formas.

Aunque confieso con pena que a veces
doy gracias porque robas de las mujeres
su hermosura a ritmo dulce, lento y perezoso,
liberándome así de ser un esclavo vergonzoso.

Pero sepultas uno a uno a todos nosotros
dándonos, seguro, una vida de ventaja,
borrando de la humanidad el recuerdo
y sin derramar ni una sola lágrima.

¡Reloj! ¡Poderoso terror omnipresente!
Que aplana todo bajo su fuerza,
espero escaparme de ti en algún momento
y surgir del fondo de las antorchas muertas.