Juan Esteban Peláez

POEMAS

DESPRECIO

Una abultada tiniebla se esparce
sobre mi triste mundo adormecido,
mientras pido todavía que seas mi reina,
¡oh tú, doncella de hilos fríos!,
de la que poco a poco me gano el desprecio.

Así que, vencido el cráneo por el orgullo,
busco en vano un cielo líquido que no alcanzo;
y por lo mismo, amargado y vencido,
me regalo a la bohemia y a la miseria,
llenándome de caricias sucias y cántaros de vino.




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