Juan Esteban Peláez

POEMAS

EL GRITO DE LOS BLASFEMOS

Los blasfemos frecuentan el borde del barranco,
mirando abajo en el valle una iglesia rodeada de flores,
con altos pináculos cual hidra sus cabezas
y con ventanas negras como mirando sus entrañas.

Y desde la cima gritan sus sucios improperios
a los devotos allá abajo, cabizbajos y en silencio,
(soñadores solitarios de labios blanquecinos
que depositan sus deseos en imágenes de santos).

Y dicen los desgraciados: ¡Tenemos en las tripas
un Gehena ardiente y cavernario, que pujante
concibe cada día un monstruoso bastardo,
que es visto como enemigo en los nobles relatos!

¡Pero el verdadero mal es el sacerdote adoctrinado!
Y la iglesia que utiliza a Dios como razón omnipotente.
¡Esa iglesia allá abajo en el valle rocoso
es sólo una guarida de servidores sin mente!

Al mismo tiempo los beatos miran hacia arriba,
escuchando ofensas bajo la cúpula celeste;
entonces gritan al unísono: ¡Esa gente allá arriba
es sólo una recua de pecadores sin mente!




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